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¿Por qué un Grupo de Trabajo de Conservación Preventiva?

En los momentos de escasez de recursos, la inversión eficaz se convierte en una herramienta indispensable. La conservación preventiva busca adelantarse al deterioro teniendo siempre en cuenta la optimización de los recursos disponibles.

Los museos, junto con todas las instituciones que trabajan con colecciones, como depositarios de las tradiciones y creaciones culturales de nuestro país, deben ser impulsores de la política cultural y garantes de la preservación de nuestro patrimonio. Para que la conservación preventiva llegue a ser elemento esencial de la política de conservación en la cúspide de nuestras instituciones, tenemos todavía mucho trabajo que hacer desde la base.

La restauración, tan necesaria como lo siguen siendo las intervenciones quirúrgicas en el hospital, ha de contemplarse como una opción supeditada a la conservación preventiva, es decir, planteada siempre dentro del marco y las circunstancias que permitan mantener las condiciones de conservación antes y después de la intervención. La medicina preventiva es hace ya tiempo objeto de planes concretos en la política sanitaria de nuestro entorno.

Trabajemos juntos para que llegue a ser así también en el ámbito de nuestros bienes patrimoniales, de modo que, los limitados recursos que se puedan destinar a la conservación del patrimonio se empleen con sentido común.

Es precisamente la aplicación del sentido común uno de los elementos esenciales de la conservación preventiva. Pero requiere aprendizaje y formación, en su doble vertiente, teórica y práctica. El segundo factor imprescindible  es el trabajo en equipo. Ninguna persona que se dedique profesionalmente a la conservación preventiva puede ni debe trabajar sola. Esta es otra de las razones por las que ponemos en marcha este grupo de trabajo.

Los conservadores-restauradores, como mejores conocedores de la realidad material de los bienes culturales tenemos una responsabilidad fundamental en la aplicación y la difusión de los conceptos básicos de la conservación preventiva. La conservación preventiva genera un marco para que el conservador-restaurador se relacione con el patrimonio teniendo siempre en cuenta su contexto: sus relaciones con el resto de las colecciones, las relaciones en virtud de su significado en la institución que las custodia o su potencial para servir como medio de comunicación con el público en la exposición.

El conservador-restaurador que interviene directamente en las obras no puede vivir aislado de esta realidad. Tiene que saber proporcionar los contenidos que permitan diseñar acciones didácticas para la educación en la conservación, sobre todo del público más joven, potencial cuidador del patrimonio en el futuro.

La conservación preventiva implica continuidad y perseverancia, lo que significa trabajar de un modo sistemático y ordenado. De aquí la importancia de introducir entre los profesionales hábitos de prevención en todas las tareas ordinarias relacionadas con la integridad física de las colecciones.  Muchas de las acciones implicadas en la gestión de los bienes culturales, si son abordadas desde la óptica de la prevención del deterioro, han de ser consideradas conservación preventiva, cuyo ámbito no debe trivializarse creyendo que se limita a poner sensores de HR y T, usar filtros para las lámparas o pedir unas estupendas cajas de madera a la empresa de turno.

Este grupo de trabajo nace con la intención de ser  una plataforma para crear y difundir estrategias de prevención en todos los ámbitos y niveles profesionales que están en contacto con los bienes culturales.

Ello implicará ofertas de formación básica y especializada, que permitan diseminar y facilitar el arraigo del trabajo preventivo. Propondrá jornadas y mesas de debate, que nos ayuden a compartir las experiencias, las que han funcionado y las que han fracasado.

Propiciará la publicación y difusión de textos y guías a los profesionales y a los que quieran iniciarse en la búsqueda de herramientas útiles y materiales de apoyo para facilitar su trabajo.

Componentes del Grupo de Trabajo:
Berta Balduz, Laura Ceballos, Charo Fernández, Juan A. Herráez, Ana Laborde, Paloma Muñoz-Campos, Carmen Rallo, Ainhoa Sanz,  Benoit de Tapol.